Jeep Grand Cherokee Summit 3.0 V6 Multijet II 250 CV automático
Sibarita y poderoso
Esto no es un SUV, aunque pueda parecerlo. Esto es un todoterreno de los de verdad. No es tan rudo ni tan espartano como los 4×4 de trabajo, pero tiene su misma funcionalidad off-road y, además, por sus prestaciones, acabado, equipamiento y placer de conducción transmite las mismas sensaciones que una berlina de lujo en largos viajes. Sibarita con el conductor y poderoso con los duros días de trabajo, así es nuestro protagonista.
Ya en su cuarta generación, nació en 1992, el Jeep Grand Cherokee recibió una ligera renovación exterior el año pasado que estilizó las siete barras verticales de la parrilla y le dotó de antinieblas LED, nuevos paragolpes delantero y llantas de aleación. Fueron ligeros cambios que pusieron al día al todoterreno de la marca norteamericana, que utiliza, en el modelo que nos ocupa, la misma plataforma y el mismo motor que el Mercedes GLE (sinergias de los tiempos en que Chrysler pertenecía a Daimler), si bien el alemán pesa menos, entre otras cosas, porque su motor es de aluminio y el del Jeep es de hierro. Propiedad de Fiat Chrysler Automobiles desde 1994, Jeep ha ido renovando su gama y, actualmente, cuenta con todoterrenos y SUV para todos los bolsillos, entre los que el Grand Cherokee es su buque insignia. La actual gama de este todopoderoso todoterreno está integrada por el motor turbodiésel 3.0 V6, con 190, 250 y 286 CV, y los gasolina, el 5.7 V8 de 352 CV, 6.4 V8 de 468 CV y 6.2 V8 de 707 CV.
Estéticamente, como he señalado, los cambios son sutiles y conserva ese aspecto de «no haber roto nunca un plato», elegante pero sencillo y que, visto a distancia, no llama en exceso la atención ni da sensación de ser tan grande como es. Pero lo es, pues mide 4.875 mm de longitud, 1.943 de anchura y 1.792 mm de altura. ¡Ojo a los que tengan plazas de garaje complicadas de acceso y no muy altas!, porque aunque gira bien, sus medidas te llevarán a hacer varias maniobras y el volante tiene 3,2 vueltas entre topes. Lo bueno es que para aparcar en la calle cuenta con aparcamiento automático, que busca el hueco (en línea y en batería) y el conductor sólo debe cambiar la posición del cambio y pisar el freno cuando el sistema se lo indique. Unas generosas cotas que determinan una excelente habitabilidad, pero también un elevado peso.
Lujoso y equipado habitáculo
Lo primero que necesitas para acceder al Grand Cherokee es una escalera. Es broma, aunque el umbral de entrada está a unos 500 mm de altura (en la posición más baja, de los tres niveles disponibles, de la suspensión neumática) y dificultará el acceso a personas de avanzada edad y poco ágiles. No en vano, en los montantes centrales dispone de asidero para facilitar la entrada. Una vez dentro llama la atención la buena calidad de materiales y ajustes, al menos, de los que se ven al primer vistazo, porque en la zona inferior del salpicadero y en el recubrimiento de las puertas utiliza plásticos duros. Los asientos son de piel de la buena y en el volante combina ésta con madera en un aro gordo que permite un excelente agarre. El volante y los asientos delanteros se regulan eléctricamente en altura y profundidad y son calefactables, a lo que los amplios y cómodos butacones añaden también reglaje lumbar, memoria y ventilación. Estoy hablando de la versión Summit, que en español significa cumbre; es decir, es el turbodiésel de 250 CV de mayor equipamiento. De hecho, cuenta de serie con todo aquello que su futuro propietario puede soñar y más, como los asientos y el volante descritos, asientos traseros reclinables y abatibles, cuadro de instrumentos TFT, climatizador bizona, sistema UConnect 8.4 Smartouch con navegación, DAB, Apple CarPlay y Android Auto; equipo de audio Harman Kardon con 19 altavoces y subwoofer, doble techo solar panorámico, elevalunas eléctricos delanteros y traseros, ventanillas tintadas y doble acristalamiento, apertura y arranque sin llave, reproductor de CD en apoyabrazos, retrovisores exteriores regulables, abatibles y calefactables eléctricamente; aparcamiento asistido, encendido automático de luces y limpiaparabrisas, faros bixenón adaptativos, luces de día y traseras LED, tomas USB y de 12V, cámara de visión trasera, sistema de cancelación activa del ruido… a lo que suma en materia de seguridad 9 airbag, control de estabilidad con ABS, control electrónico de tracción, asistente para la salida en pendiente, control de descenso, alerta de frenada de emergencia y control de velocidad servofreno de emergencia; monitorización de presión de neumáticos, asistente de mantenimiento de carril, detección de objetos en ángulo muerto, control de crucero adaptativo, diferencial trasero de deslizamiento limitado, gestión de tracción Selec-Terrain, suspensión neumática Quadra-Lift, tracción a las cuatro ruedas Quadra Drive II y un largo etcétera. Sólo por ponerme un poco pijotero, sólo he echado de menos el cargador inalámbrico para el smartphone, una cámara de 360º y un freno de mano eléctrico, para sustituir al de pedal.
Claro está que una dotación tan completa, una mecánica de 250 CV y un cambio automático con reductora tiene un precio elevado para la mayoría de los mortales, 85.100 euros, pero comparable a igualdad de equipamiento a sus rivales más directos de BMW, Mercedes o Range Rover, entre otros.
Amplio y cómodo
Acoplado al puesto de conducción con suma facilidad, la elevada posición de manejo y los grandes retrovisores permiten una buena visibilidad hacia delante y hacia detrás, pero no tanto en vista fronto-lateral a causa de los amplios montantes delanteros, aunque los sensores se encargan de marcar las distancias. Delante hay espacio para viajar holgado y muy cómodo, con unos ergonómicos asientos que recogen bien el cuerpo y con la dureza exacta para que no te canses en largos viajes. Los mandos están agrupados con lógica en torno al conductor, lo que facilita su empleo, pero me hubiese gustado que la pantalla a color táctil de 8,4″ del sistema Uconnect hubiese estado ligeramente ladeada hacia el conductor para que su lectura fuese más rápida. También me hubiese gustado contar con más huecos portaobjetos y de mayor tamaño, porque los de la consola (uno con tapa, dos portabebidas y un hueco bajo el reposabrazos) no son suficientes ni amplios para dejar llaves, cartera, mando a distancia, llaves del coche y móvil, entre otras.
En cambio, lo que sí está muy bien resuelto es el cuadro de instrumentos, que te permite desestimar la incorporación de un HUD (de haber existido la opción), porque la pantalla TFT de 7″ se ve de maravilla, tanto por nitidez como por brillo y contraste. Presenta relojes para tacómetro, temperatura y nivel de combustible, además de marcha engranada o posición del cambio. La zona central se utiliza como pantalla multi información y, a demanda del conductor muestra grande y bien visible ordenador de a bordo, asistentes de conducción, Selec-Terrain (modo elegido, tren motriz, articulación de ruedas y altura de la suspensión), información del vehículo, configuración de pantalla (permite elegir qué ver en los ángulos superiores izquierdo y derecho del cuadro), emisoras, indicaciones del navegador, velocidad… Evidentemente, cuando no seleccionamos velocidad, ésta se traslada a la parte superior del cuadro. Toda esta información se gestiona muy fácilmente desde los botones ubicados en el brazo izquierdo del volante, que además acoge los pulsadores del teléfono manos libres y de órdenes bocales. En el izquierdo se integran los mandos del control de crucero adaptativo, que mantiene la distancia con el coche que nos precede. Por detrás de ambos brazos encontramos también los mandos para cambiar de emisora y manejar el volumen, demasiado pegados a las levas del cambio, lo que en más de una ocasión me llevó a equivocarme y subir el volumen cuando lo que quería hacer era cambiar de marcha.
Información, a mano
La pantalla del sistema UConnect, situada en la zona superior del salpicadero y flanqueada por dos salidas de aire, es de manejo exclusivamente táctil y permite consultar muchísima información. Frente a las pantallas rectangulares tradicionales, la del Jeep es cuadrada, compatible con Android Auto y Apple CarPlay y totalmente configurable, de manera que puedes sustituir los iconos de la línea base, que da acceso directo a las funciones, por otros. Climatizador, equipo de audio, navegador, ajustes, teléfono o aplicaciones son sólo algunas de las funciones que recoge. Especialmente interesante es la de aplicaciones, desde la que accedes a Off Road Pages, donde puedes consultar dinámica del vehículo (ángulo de giro, reductora y bloqueos de diferenciales trasero y central), nivel de altura de la suspensión, grados de cabeceo y balanceo, indicadores de accesorios (temperaturas de refrigerante, transmisión y aceite y carga de la batería) y Selec-Terrain (modo elegido: auto, arena, nieve, barro o rocas).
Bajo esta pantalla encontramos los mandos analógicos del equipo de audio, de las luces de emergencia y el de apagar y encender la pantalla, a los que siguen los del climatizador (excepto los de los asientos calefactados y ventilados y el volante calefactado, a los que sólo se puede acceder desde la pantalla). La última línea de pulsadores corresponde al estacionamiento automático, sistema de mantenimiento de carril, Start&Stop, modo de conducción deportiva y control de estabilidad.
La consola central arranca con un espacio con tapa, en el que se ubican dos puertos USB, una entrada auxiliar y una toma de 12V. Sigue la palanca de cambio, dos portabebidas, el selector giratorio del Select-Terrain y los pulsadores para subir y bajar la suspensión neumática, el del control de descenso de pendientes y el que engrana la reductora. En la parte final, bajo el reposabrazos, se aloja el reproductor de CD y otra toma de 12V.
Detrás, el Grand Cherokee cuenta con tres verdaderas plazas, con las laterales más holgadas y cómodas que la central, que es menos ergonómica y de mullido más duro. A pesar de ello, es muy utilizable, bien como asiento bien como apoyabrazos con dos portabebidas. Con espacio más que correcto para las piernas, caderas, hombros y altura de personas en torno a los 1,85 metros, sus respaldos puede regularse en inclinación y abatirse en proporción 60:40, ampliando la capacidad del maletero de los 457 litros, algo escasos para el tamaño de este todoterreno, hasta los 1.554, dejando un piso totalmente plano. Sorprende que la cortinilla que cubre el equipaje esté tan baja, pero por lo demás está muy bien resuelto, es de formas regulares e integra ganchos y perchas para amarrar la carga y una toma de 12V, el umbral de carga está a ras del piso, la boca de entrada es enorme y bajo el piso oculta una rueda de repuesto 245/65 R18 y los útiles para su cambio. Y como la comodidad es uno de los aspectos que más cuida Jeep, el portón se abre y cierra automáticamente. El cierre se realiza desde un botón situado en la pared izquierda del maletero, mucho más accesible que los de otros modelos que lo ubican en la base del portón.
Sensación de seguridad
Como hemos visto, el equipamiento de seguridad del Jeep Grand Cherokee es completísimo, pero, además, la transmite. Sentados tras el volante, arrancas el motor y su suavidad de giro y la excelente insonorización del habitáculo se redondea con la elevada posición de conducción, que te deja ver su largo y fornido morro mientras una sensación de seguridad invade tu cuerpo. Parece que vas a los mandos de un carro de combate. Aceleras, y el poderoso rugido del motor V6 te llena de tranquilidad, sabes que si presionas el acelerador hay una caballería (250 CV) dispuesta a salir en tu ayuda, aunque más hay que agradecer a los 58,16 mkg de par máximo a 2.000 rpm, suficientes para mover con absoluta soltura esos 2.403 kilos de peso, que a golpe de gas se hacen livianos. Emociona ver como apenas tarda 8,2 segundos en ponerse a 100 km/h o como es capaz de mantener cruceros impresionantes (alcanza 202 km/h de velocidad máxima) independientemente de si se empina el trazado. Apenas se aprecia como el cambio automático-secuencial con convertidor de par hace circular una tras otras las marchas, así que, tienes que poner los dos ojos en el velocímetro, porque a la mínima te ves superando, y por mucho, los límites. No es una impresión, es una realidad que cuenta con dos importantes acólitos que filtran la sensación de velocidad: la suspensión, que te lleva como en una alfombra voladora, y la ausencia de ruido. Añadidos su envergadura, los asistentes a la conducción, el confort de los asientos, el increíble sonido Harman Kardon y la suavidad de la dirección es un placer viajar con un coche así, pues a la llegada a destino estarás tan fresco como cuando saliste.
Bien diferente es en tráfico urbano, y no por la buena agilidad de su dirección, que facilita su maniobrabilidad, ni por la correcta visibilidad, que permite anticipar, sino por sus cotas, sobre todo de anchura, que le lleva a ocupar prácticamente todo el carril e impone un rodar mesurado y alerta. Está claro que la ciudad no es un territorio natural, aunque se desenvuelve bien en ella, más todavía si como nuestra unidad de pruebas dispone de aparcamiento automático, que en un abrir y cerrar de ojos mide los huecos y aparca. El consumo en la urbe tampoco es su mejor argumento, porque a pesar de que incorpora Start&Stop y el cambio inserta velocidades largas a baja velocidad, éste se eleva por encima de los 9 l/100 km.
En carreteras de montaña, motor, cambio y tracción cumplen sobradamente su misión, también la suspensión filtrando los baches, aunque no tanto conteniendo las inercias, por lo que le atragantan los cambios de apoyo en curvas rápidas y en las más cerradas pronto aparece el subviraje. En cualquier caso, no transmite sensación de inseguridad, porque las ayudas, vía ESP y diferencial trasero de deslizamiento limitado, enseguida llegan en ayuda del conductor con suaves correcciones, de forma que difícilmente perderá el control.
Si buscas un vehículo que se defienda en cualquiera de los ambientes dibujados, el Grand Cherokee puede ser tu elegido, aunque hay todocaminos mucho más baratos. Si, en cambio, busca un todoterreno capaz de afrontar situaciones muy complicadas, el abanico se cierra y el modelo de Jeep cuenta con muchos argumentos. Empezando por la suspensión neumática regulable a tres alturas y pasando por el sistema de tracción Quadra Drive II con diferencial electrónico de deslizamiento limitado para el eje trasero, por el bloqueo de diferenciales posterior y central, por la caja de transferencias, por el Selec-Terrain y terminando con el control de descenso. Con este elenco de tecnología a mi disposición, era el momento de probar el Grand Cherokee en esa ruta donde otros 4×4 se habían quedado. Comencé en una pista de elevada pendiente. Para subir, bastó con utilizar las reductoras y pasito a pasito coroné la cima. Ahora tocaba bajar, por lo que pulse el control de descenso de pendientes. Increíble sentir como la fuerza se transmite rueda a rueda y el Jeep se agarra al terreno, casi levantándolo, para que la bajada se produzca muy lentamente y sin peligro alguno. Llegué al barro y situé el Selec-Terrain en dicha posición. Automáticamente se desconectó el control de tracción y se activo el bloqueo de diferencial trasero, a la vez que subía la suspensión. Poco más que decir, porque pasé con absoluta sencillez. Llegaba la hora de la roca. Punto muerto, reductoras y Selec-Terrain en posición «Rock». La suspensión subió a su posición superior y, tras bloquearse los diferenciales trasero y central, inicié el ascenso. El Grand Cherokee subía agarrado y con fuerza, poquito a poco y sin perder en ningún momento tracción. Un poco más adelante, un terreno muy roto me sirvió para comprobar el cruce de puentes. Una rueda en el aire, ahora dos… la suspensión se estira como goma y el Grand Cherokee no encuentra obstáculo. Y tras un paso con fuerte inclinación lateral y el vadeo de un pequeño arroyo, vuelvo feliz a la redacción, porque puede probar muchos coches, acelerar como un loco, rodar a alta velocidad, pero muy pocos vehículos son capaces de abrirte las puertas a una experiencia de conducción muy diferente y cargada de aventura.
Para todos aquellos que tienen que pasar muchas horas trabajando fuera del asfalto y necesitan un 4×4 que les lleva a la cima del mundo, por muy roto que esté el terreno, para quienes después de ese día duro quieren regresar en limousine a sus hogares, para aventureros, para quienes la carretera no es suficiente o, simplemente, para quienes buscan un vehículo seguro, potente y bien equipado, el Jeep Grand Cherokee Summit 3.0 V6 Multijet II 250 CV automático les espera para ponerles una sonrisa de oreja a oreja.
Juan Luis Franco
FICHA TÉCNICA
Datos del fabricante
MOTOR
- Disposición: Delantero longitudinal
- Nº cilindros: 6, en V
- Cilindrada (c.c.): 2.987
- Nº válvulas por cilindro: 4
- Alimentación: Inyección directa por raíl común, turbo de geometría variable e intercooler
- Potencia máxima/rpm: 250 CV/4.000
- Par máximo/rpm: 58,16 mkg/2.000
TRANSMISIÓN, DIRECCIÓN Y FRENOS
- Tracción: Total
- Caja de cambios: Automática-secuencial y reductora
- Dirección: Cremallera electrohidráulica
- Diámetro de giro: 11,3 metros
- Frenos delanteros: Discos ventilados
- Frenos traseros: Discos ventilados
SUSPENSIÓN
- Delantera: Independiente de paralelogramo deformable, resortes neumáticos, amortiguadores y barra estabilizadora
- Trasera: Independiente multibrazo, resortes neumáticos, amortiguadores y barra estabilizadora
- Neumáticos: 265/50 R20
COTAS TODOTERRENO
- Ángulo de entrada: 35,8º
- Ángulo de salida: 29,5º
- Ángulo ventral: 23,5º
- Altura libre: 255 mm
PESOS Y MEDIDAS
- Peso en orden de marcha: 2.403 kilos
- Long./Anch./Altura: 4.875/1.943/1.792 mm
- Capacidad depósito: 93,5 litros
- Capacidad del maletero (mín./máx.): 457/1.554 litros
PRESTACIONES Y CONSUMOS
- Aceleración de 0 a 100 km/h: 8,2 seg.
- Velocidad máxima: 202 km/h
- Consumo urbano: 8,0 l/100 km
- Consumo extraurbano: 6,4 l/100 km
- Consumo medio: 7,0 l/100 km
EURONCAP: –